Cada palabra, acción y pensamiento en el que nos concentramos contiene energía.
Una vez dichas, las palabras pasan a formar parte del halo que rodea el planeta. A lo largo del tiempo, en este halo se han ido concentrando los gritos de las víctimas, las acciones violentas y los pensamientos egocéntricos y limitados, hasta el punto que se ha convertido en una aureola de conciencia victimista. Hoy en día, las personas encontramos más fácil engancharnos a lo que es negativo que combatirlo y superarlo.
Nosotros lo hemos creado y nosotros tenemos que erradicarlo. Este objetivo es asumible si cada cual de nosotros toma conciencia de su responsabilidad como administrador de la propia energía y predica con el ejemplo. Aprendamos a administrar nuestra energía.
Hari Om Tat Sat
? imagen: naobim, adaptació